El tema «¿Qué pasó con Jessica?» se volvió viral en México y otros países hispanohablantes debido a un video impactante que circuló en redes sociales. En el clip se veía a una supuesta entrenadora llamada Jessica Radcliffe siendo atacada y devorada por una orca en un parque acuático denominado «Pacific Blue Marine Park». Las imágenes, compartidas en TikTok, Facebook y X (antes Twitter), eran tan impactantes que mucha gente creyó que se trataba de un hecho real y comenzó a preguntar qué había ocurrido con Jessica.
Sin embargo, la historia de Jessica Radcliffe y su fatal encuentro con una orca resultó ser completamente falsa. Medios de verificación como Colombiacheck y varios portales de noticias comprobaron que el video era un montaje generado mediante inteligencia artificial. El parque «Pacific Blue Marine Park» no existe, no hay registros de una entrenadora de orcas llamada Jessica Radcliffe y el supuesto ataque nunca ocurrió. Herramientas de detección de IA como Hive Moderation indicaron que el clip, las fotos y el testimonio eran producto de algoritmos generativos y no de una cámara real. Así se desmintieron las versiones que circulaban y se demostró que nadie, en la vida real, resultó herido.
El video falso aprovechó un tema sensible: los ataques de orcas en cautiverio. A lo largo de la historia ha habido incidentes reales que han provocado debates sobre la seguridad en espectáculos con animales marinos. Uno de los casos más famosos es el de Tilikum, una orca de SeaWorld que estuvo involucrada en la muerte de tres personas, incluyendo a la entrenadora Dawn Brancheau en 2010. Estos hechos alimentaron documentales y campañas que cuestionan la eticidad de mantener a los cetáceos en acuarios. Por eso, cuando apareció el video de Jessica Radcliffe, muchos internautas pensaron que se trataba de otra tragedia real y la historia se viralizó rápidamente.
En la grabación apócrifa se veía a la orca saltando fuera del estanque para atrapar a la entrenadora que posaba en el borde. Una segunda toma supuestamente mostraba a la orca arrastrando a Jessica al agua mientras los espectadores gritaban. Para hacer el montaje más creíble, los creadores agregaron un testimonio de un supuesto amigo de la víctima y artículos inventados en foros de espectáculos marinos. Todo esto formaba parte de una tendencia cada vez más frecuente: el uso de «deepfakes» o videos generados por IA para engañar y captar la atención de los usuarios.
La popularidad del video y la pregunta «¿qué pasó con Jessica?» son un ejemplo de cómo la desinformación puede volverse tendencia. Muchas personas compartieron el clip sin verificar la fuente, lo cual amplificó su alcance. Otros medios, para atraer visitas, retomaron la historia sin corroborar los hechos, generando titulares que insinuaban un ataque real. Cuando finalmente se demostró que Jessica Radcliffe nunca existió y que el parque era ficticio, algunos usuarios se sintieron engañados y reflexionaron sobre la responsabilidad de difundir información no verificada.
Es importante señalar que, aunque la historia de Jessica es falsa, sí hay casos de accidentes con orcas que merecen una discusión seria sobre la forma en que tratamos a los animales marinos en cautiverio. Las orcas son mamíferos inteligentes y sociales que recorren grandes distancias en la naturaleza. Su confinamiento en piscinas pequeñas puede afectar su bienestar y causarles estrés. Diversos grupos de defensa animal abogan por la eliminación de espectáculos de orcas en acuarios y el traslado de estos animales a santuarios marinos. La repercusión del montaje sobre Jessica podría servir para reabrir esta conversación.
También hay que subrayar el papel de la inteligencia artificial en la creación de contenidos falsos. Los generadores de video y las redes neuronales han avanzado al punto de producir escenas hiperrealistas. Aunque estas tecnologías tienen aplicaciones creativas y educativas, también pueden ser utilizadas para engañar. Expertos recomiendan aprender a detectar señales de alteración, como inconsistencias en sombras, movimientos antinaturales o fuentes imposibles de rastrear. Además, es aconsejable seguir a medios confiables y recurrir a plataformas de verificación cuando se trate de noticias impactantes.
En conclusión, Jessica Radcliffe no existe y no hubo un ataque real de una orca a una entrenadora recientemente. La pregunta «¿Qué pasó con Jessica?» se popularizó por un video viral creado con inteligencia artificial que explotó el miedo y la curiosidad de los usuarios. Este caso nos recuerda la importancia de verificar la información antes de compartirla y de mantener un pensamiento crítico ante los contenidos que consumimos en internet. También nos invita a reflexionar sobre el trato que damos a los animales en parques acuáticos y la necesidad de defender una cultura digital responsable y bien informada.