Ernesto Barajas, vocalista del grupo Enigma Norteño, fue encontrado sin vida el 19 de agosto de 2025 en una pensión de vehículos de la colonia Arenales Tapatíos, en los límites entre Guadalajara y Zapopan, Jalisco. De acuerdo con los primeros reportes policíacos, dos hombres a bordo de una motocicleta arribaron al sitio y, sin mediar palabra, dispararon contra Barajas y las personas que lo acompañaban, hiriendo también a una mujer【382524931824300†L109-L124】. Los socorristas que atendieron la emergencia confirmaron la muerte del cantante y de uno de sus acompañantes, y trasladaron a la joven al hospital en condición delicada【382524931824300†L122-L124】. El ataque fue directo y los sicarios huyeron después del atentado, por lo que la Fiscalía Estatal abrió una investigación para esclarecer el móvil y dar con los responsables.
Barajas, originario de Culiacán, Sinaloa, se había trasladado recientemente a Jalisco para alejarse de la violencia que azota a su tierra natal y continuar allí su carrera musical. Con tan solo 38 años de edad, era conocido por su voz potente y su habilidad como bajista, productor y compositor dentro del género del regional mexicano. Junto con sus compañeros de Enigma Norteño logró posicionar varios temas en las listas de éxitos y era considerado uno de los exponentes más prometedores de la música norteña moderna【382524931824300†L152-L157】. Sin embargo, su trayectoria estuvo también marcada por amenazas y la sombra del crimen organizado. En 2023, miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) colocaron una narcomanta advirtiendo a la agrupación que no se presentaran en la Feria de Rosarito, en Baja California, lo que obligó a cancelar su participación【382524931824300†L133-L149】. Barajas y otros miembros de Enigma Norteño se convirtieron en blanco de intimidaciones, un fenómeno cada vez más frecuente entre músicos que interpretan corridos o narcocorridos.
La muerte de Ernesto Barajas conmocionó a la escena del regional mexicano y puso de relieve la escalada de violencia que afecta a los artistas de este género. Sólo tres días antes del ataque, el influencer y exsicario Camilo “El Alucín” Ochoa fue asesinado en Morelos, y los medios no tardaron en encontrar paralelos entre ambos casos. Testigos relataban que Barajas había llegado a la pensión en busca de un vehículo para adquirir; mientras esperaba, los agresores aprovecharon para sorprenderlo. Las autoridades investigan si la transacción vehicular o viejos conflictos con organizaciones criminales fueron el móvil del asesinato【382524931824300†L109-L124】.
La vida personal de Barajas estuvo fuertemente ligada a su pasión por la música. Desde niño mostró interés por el bajo y se formó como músico en su natal Culiacán. En 2004 se integró al grupo Enigma Norteño, y poco a poco el conjunto se ganó la preferencia de los aficionados al corrido con temas como “El Flaco”, “La vida aventurera” y “El Señor de las Montañas”. Además de cantar, Barajas producía a otras bandas y era conocido por su apoyo a los nuevos talentos. Amigos y colegas han recordado en redes sociales su profesionalismo y sencillez, y han exigido justicia por su muerte.
El homicidio ha reavivado el debate sobre la inseguridad en México y la vulnerabilidad de los músicos regionales. Muchos de estos artistas se presentan en ciudades fuertemente disputadas por cárteles rivales y narran historias de personajes vinculados con la delincuencia organizada, lo que los convierte en objetivos de represalias. Organismos de defensa de derechos humanos y asociaciones musicales han instado a las autoridades a garantizar la seguridad de los intérpretes y a investigar a fondo los crímenes, pues la impunidad alimenta la violencia. A su vez, varios colegas de Barajas han pedido no romantizar al narcotráfico en la cultura popular y volver a las raíces culturales de la música norteña.
La frase “qué pasó con Ernesto Barajas” resonó en redes sociales, donde muchos seguidores mostraron incredulidad y exigieron respuestas. Para quienes no siguen de cerca el ámbito de los corridos, la noticia evidenció la fragilidad de la vida de los artistas en regiones donde el crimen organizado impone sus reglas. La historia de Barajas es un recordatorio de que la fama no garantiza seguridad y de que el talento puede quedar truncado por la violencia. Su muerte se suma a la lista de músicos mexicanos víctimas de ataques, como Valentín Elizalde, Sergio Vega y, más recientemente, El Alucín.
Mientras la investigación continúa, la familia y fans de Ernesto Barajas piden respeto y justicia. La Fiscalía de Jalisco ha señalado que trabajará en coordinación con autoridades federales para identificar a los responsables y esclarecer si el móvil está relacionado con la compra de vehículos, deudas o disputas con organizaciones criminales. La música de Barajas seguirá sonando en las fiestas y estaciones de radio, y su legado quedará en las grabaciones que dejó. Aunque no existan palabras que alivien el dolor de su familia, el clamor social en torno a su caso puede ayudar a visibilizar los riesgos que enfrentan los músicos y a exigir entornos más seguros para quienes nos alegran con su arte.